La compañía Los Endebles presentan su nuevo proyecto teatral El líquido táctil bajo la dirección de Boris Schoemann y con un texto del argentino Daniel Veronese...
El Líquido táctil es una comedia ácida sobre una pareja integrada por un hombre poderoso que se casó con una famosa actriz que dejó los escenarios por él. La visita del cuñado evidenciará las tensiones ocultas de su supuesta vida de ensueño, mientras que las frustraciones de cada uno brotarán a la luz”
Reseña completa...
Domingo seis de la tarde, un día nublado al ingresar al teatro; Un trió baila sobre un escenario sencillo, tres sillas, una mesa de centro, al fondo derecho sobresale un columpio y de lado izquierdo un barril de cerveza, la iluminación es tenue, se apoya por una serie de colores que decora la escalera son el preámbulo perfecto para comenzar con esta velada.
Nina Hagëken se nota un tanto desconcertada con las distintas formas de llamarle al perro, menciona el vocablo raíz en diferentes culturas y trata de encontrar la similitud en cada una de ellas; acompañada de su esposo Peter y Michael, el hermano de Peter que recién llega para sorprenderlos con esta visita.
La situación en rasgos generales es extraña, confusa y sobretodo desconcertante, Nina luce limitada y contenida, al parecer no sabe que esperar de su esposo Peter y su inminente desagrado con la visita de su hermano, una relación que a todas luces no es la mejor; Un tino que tuvo Veronese, fue justo eso generar relaciones que si bien son por de mas evidentes con el trascurso de la historia no te llevan a mucho, en si solo son exposiciones de ideas, aclaraciones de situaciones de antaño y la relación se mantiene ahí en un sin sentido, un tanto confusa que te hace prestarle mayor interés.
Es escritor basa su obra en Chejov, lo cita en varias ocasiones con distintas intenciones, entre ellas basa la adoración de Peter por el teatro y su odio por el cine, otro punto clave su hermano Michael acaba de confesar sus deseos de actuar en el cine; a lo cual Peter expone su rotundo desagrado con la manera de vivir esa experiencia su falta de cercanía con el publico, las inmensas horas de rodaje que empleas para hacer una película y la falta de sentido al mezclar una escena con otra; en definitiva al espectador nos pone en esta paradoja donde el teatro debe salir victorioso, luego de la descripción hecha sobre un escenario donde el publico funge como el actuante de una obra donde lo que le digan sera creído al pie de la letra y parece textual las palabras del dramaturgo ruso Chejov ya que sabemos que el nunca estuvo a favor del cine y siempre manifestó su desagrado.
Los actores en recurrentes ocasiones acuden al barril de cerveza a llenar su vaso, tal parece que esto es utilizado como punto de escape, de esta manera evitan llegar a un punto mas alto de cólera; este detalle de dirección es bueno, solo que si aun no se han terminado la cerveza y el vaso sigue casi lleno no es tan orgánico que acudan al barril por más cerveza.
En lo personal disfrute mucho del trabajo de Gabriela Zas Montero, que luce esplendida en el escenario y aun que el personaje luce desencajado y lleno de rabia a ella la sigues viendo en una sola pieza.
Se presentan en el Teatro La Capilla (Madrid 13, Col. Del Carmen CP 04100, Coyoacán) todos los domingo en punto de las 18:00hrs Entrada general $200. (A partir de los 16 años) Dirección: Boris Schoemann.