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  • Foto del escritorFernando Santacruz

A ocho columnas

A partir del 01 de Julio llego a la cartelera del Centro Cultural del Bosque "A ocho columnas" de Salvador Novo Estuvimos ahí para tenerles todos los detalles de este montaje...


Un joven reportero obtiene un trabajo en El Mundo, “El mejor periódico de México”, donde descubrirá que en el mundo de la prensa los valores morales no existen y deberá elegir entre una carrera próspera y su integridad ética.


Dramaturgia: Salvador Novo. Adaptación. Fernando Bonilla. Dirección: Fernando Bonilla. Elenco: Luis Miguel Lombana, Sophie Alexander Katz, Alondra Hidalgo, Pedro de Tavira, José Carriedo y Arnoldo Picazzo.

Nuestra reseña...

“A ocho columnas” de Salvador Novo


La semana pasada asistí a una de las presentaciones de la renovada obra de teatro “A ocho columnas” de Salvador Novo. La obra, que por allá en la década del cincuenta causó un fuerte revuelo por señalar la corrupción ética de ciertos periodistas, regresa con la misma pertinencia con la que Novo la concibió y montó en el año 1956.


En esencia, “A ocho columnas” es una historia sobre periodismo y sus profesionales. Desde muy temprano en la obra, Novo nos hace saber cuál es su postura sobre dichos tópicos: los periodistas son idealmente defensores de la verdad y su oficio es el de informar a la población sobre los hechos más relevantes de la vida pública con objetividad y transparencia; pero también con un sentido crítico que los convierte en observadores imparciales de la realidad social, política y cultural del país donde les toca trabajar. Sin embargo, el libreto poco a poco nos presenta otra verdad, una que se superpone al ideal del arquetipo del periodista: los seres humanos son fácilmente corruptibles por las malsanas inercias del mundo y, por lo tanto, muchos de aquellos quienes deberían de dedicar su vida a la comunicación de la verdad, son más bien una suerte de mercenarios dispuestos a distorsionarla a capricho del mejor postor. El ideal del periodista ético y comprometido devenido en gandalla oportunista.


Este relato ancestral —epicentro de muchos productos culturales sobre periodistas— se materializa en “A ocho columnas” a través de la historia de un joven reportero llamado Carlos (José Carriedo) que trabaja para el prestigioso El mundo, “el mejor periódico de México”, que después de muchos sacrificios y trabajo duro por fin publicará su primer reportaje firmado por él mismo. La decepción llegará cuando descubre que la encomienda es tergiversar la verdad sobre un personaje público a petición de sus detractores políticos. El conflicto se agudiza cuando nuestro protagoniza descubre que el personaje a difamar se trata de su antiguo profesor de la facultad y actual secretario de salud pública a quien tiene en alta estima por su intachable comportamiento y su comprometida visión con el bienestar de la población mexicana.


A través de personajes secundarios, como el señor Torres (interpretado de manera enérgica y contundente por Luis Miguel Lombana); una especie de consejero personal del director del periódico —personaje que nunca vemos ni escuchamos—, o Marta; reportera de eventos sociales de alcurnia, Carlos irá perdiendo su esperanza en el periodismo al ver como estos individuos utilizan su influencia para servir a los deseos de un perverso diputado (Arnoldo Picazzo) quien tiene como objetivo acabar con la reputación del nuevo y progresista secretario a través de una guerra sucia emprendida desde la tinta y las planas del flamante El Mundo.


Asimismo, Carlos tiene en su esfera cercana dos amigos que representan polos opuestos: por un lado, su compañero de piso Enrique (Pedro de Tavira) y por el otro, a Celia (Alondra Hidalgo), secretaria ejecutiva del periódico e interés amoroso de Carlos. El primero de ellos, truhan y vil, aprovechará la situación de su amigo para tomar una ventaja personal y la segunda, instará a Carlos a mantenerse firme en sus convicciones éticas.


Así “A ocho columnas” se mueve de manera ágil entre el drama y la comedia, para entregarnos interesantes reflexiones que no han perdido un ápice de actualidad; por ejemplo, la discusión sobre si los periodistas deben tomar un partido o no en el acontecimiento público de un país, o surgimiento de las noticias falsas como una manera de controlar la opinión pública. El espectador, seguramente, encontrará paralelismos con la realidad contemporánea de nuestro país.

Sobre la dirección de Fernando Bonilla hay que resaltar su atinado pulso para montar la obra de Novo y mantenerla fresca. Destaca la dirección de actores y la creación de personajes: todos ellos se sienten genuinos y verdaderamente parecen sacados de los años cincuenta. Para ello, es indispensable la labor de todo el elenco que luce sólido en todo momento. Asimismo, los elementos técnicos como la escenografía, música, iluminación, maquillaje y vestuario ayudan a reconstruir la atmósfera propia de mediados del siglo XX en México de manera adecuada; hecho que, sin duda, agrega un toque de nostalgia que no se deja de sentir durante toda la obra.


En resumen, “A ocho columnas” de Salvador Novo es una opción bastante disfrutable dentro de las carteleras de teatro durante esta temporada, destacando no solamente por su calidad artística sino también por el manejo de temas que permanecen vigentes tanto hoy en día cuanto hace cincuenta años.


“A ocho columnas” de Salvador Novo se presentará en el Teatro Orientación de la Ciudad de México hasta el próximo 6 de agosto con funciones los días lunes y martes a las 20 horas. No se la pierda. Clasificación: A partir de 15 años. Entrada general $150.


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