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  • Foto del escritorFernando Santacruz

George Kaplan

Pues como ya lo saben "George Kaplan" está en la cartelera del Centro Cultural del Bosque y nosotros no podíamos dejar pasar esta oportunidad para verla y compartir todos los detalles con ustedes...


Obra en tres cuadros que indaga sobre los juegos de poder, cuestiona la ideología y traza finas líneas sobre la naturaleza humana. George Kaplan, ese personaje ficticio, señuelo en la ficción de la película North by Northwest de Alfred Hitchcock, es reinventado por Frédéric Sonntag para el teatro en tres momentos: un grupo de activistas, un grupo de guionistas y un grupo en el poder.


Dramaturgia: Frédéric Sonntag. Versión en español de Eunice Cortés y Nicolás Alvarado Dirección: Raquel Araujo. Elenco: Roldán Ramírez, Verónica Bravo, Zaab Di Hernández, Antonio Peña y Nara Pech

Nuestra reseña...

George Kaplan

Aunque resulta evidente que George Kaplan está influenciada directamente por George Orwell y por lo tanto podría ser definida como una obra de características orwellianas, mientras la veía nunca pude alejar de mi la sensación de que estaba ante una obra de teatro, digámosle así, austeriana. Con este adjetivo hago referencia al escritor neoyorkino Paul Auster, quien siempre ha representado para mi uno de esos escritores enigma; no tanto por su apariencia o estilo de vida —que más bien es la un señor adinerado, culto y citadino— sino porque siempre que me pongo a leer uno de sus libros acabo inmerso en un mundo lleno de laberintos, espejos, misterios, multiversos, muñecas rusas y revelaciones perturbadoras.


Así, George Kaplan de Fréderic Sonntag —trasladada al español de manera acertada por Eunice Cortés y Nicolás Alvarado— se va revelando al espectador como una obra conformada por tres cuadros que mantienen vasos comunicantes entre sí —universos que contienen universos.


En el primero vemos a un grupo de jóvenes antisistema que discuten en la casa de campo de uno de ellos sobre su pertenencia a un colectivo que hace que todos sus integrantes adopten una misma identidad: la de George Kaplan, una identidad socialmente construida y adoptada por todos sus integrantes con el objetivo de desestabilizar al sistema. La generalidad de la propuesta —la amplitud de sus ambiciones, mejor dicho—, la falta de objetivos claros para los George Kaplan del mundo, la ausencia de líderes visibles y, sobre todo, el planteamiento existencial que supone pertenecer a una identidad colectiva abandonando la personal, provoca una fractura al interior del grupo que vive una noche particularmente terrorífica alejados de la civilización.


El segundo cuadro nos presenta a un grupo de guionistas bastante heterogéneo contratado por unos jefes invisibles —una suerte de amos del mundo— para encerrarse en un cuarto y decir ideas en voz alta para el argumento de una hipotética película bélica. Los guionistas, la mayor parte de ellos megalómanos, tienen que construir una trama en la cual un país muy poderoso busca desestabilizar a un tercero para poder invadirlo y hacerse de sus recursos naturales. La única condición que les imponen los jefes es que en cualquiera de las ideas aparezca un personaje llamado George Kaplan.


Finalmente, en el tercer cuadro asistimos a la reunión de un gabinete de seguridad nacional —intuimos que se trata del mismo país poderoso antes mencionado— en la cual un grupo de altos mandos discuten sobre la aparición de una amenaza externa que responde al nombre de George Kaplan. ¿Se tratará de un virus, un arma, una identidad socialmente construida para derrocar al sistema?


La violencia (en todos los sentidos de la palabra) con la que los tres actos se desarrollan apuntaló una atmósfera de desesperanza y misterio de la que no pude desprenderme en mucho tiempo. Para ellos contribuyó la escenografía de Jesús Hernández que consistió en un cubo de cristal instalado en el centro de un escenario circular —es decir, que el público rodea al cubo durante toda la obra. A través de este recurso, los espectadores se implican de una manera diferente con lo que están viendo, pues otorga una sensación de cercanía y, sobre todo, de placer voyerista.

Hay que resaltar las excelentes actuaciones del reparto compuesto por Roldán Ramírez, Verónica Bravo, Zaab Dí Hernández, Antonio Peña y Nara Pech, quienes tiene el enorme mérito de haber compuesto tantos personajes de manera significativa. En ese sentido, no sobra celebrar el gran pulso de la directora Raquel Araujo para dirigir a sus actores y construir una obra tan enigmática cuanto inmersiva.


George Kaplan es una especie casa de los espejos, un conjunto de historias que contienen otras historias, un metarrelato amenazante que creemos intuir pero que no logramos descifrar. En varios momentos de la obra los protagonistas se preguntan ¿qué es George Kaplan? Lo dicho: para mi George Kaplan es una retorcida historia profundamente austeriana.


George Kaplan se presenta los jueves y viernes a las 20:00 horas, sábados 19:00 horas y domingos 18:00 horas, en el teatro EL granero, Xavier Rojas, del Centro Cultural del Bosque ubicado en Paseo de la Reforma s/n esq. Campo Marte, Col. Chapultepec Polanco. Clasificación: A partir de 12 años. Entrada general $150.


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